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Alberto Breccia, 20 años después de : entrevista con Carlos Nine

Le 10 Novembre 1993 disparaissait Alberto Breccia. Pour le 20ème anniversaire de sa mort, j’ai contacté des auteurs de BD et plus largement des personnes qui ont été influencées par son travail. Carlos Nine en fait partie et voici la retranscription de notre entretien (photo empruntée au site de la galerie Daniel Maghen).

¿El público joven argentino conoce a Alberto Breccia todavía?

Por supuesto, la gran mayoría lo conoce. Pero también se ha transformado en una especie de mito por ser un autor histórico insoslayable.

¿Puede explicar cuál era su posición en la “Historieta”?

Su posición es incomparable, sin seguidores, porque es uno de los pocos que no se refugió en un estilo determinado donde sentirse cómodo y corrió los riesgos típicos de los experimentadores, uno de de los cuales puede ser incluso el fracaso. Pero Breccia no tenía miedo de fracasar porque no se consideraba artista. El
se veía a si mismo como un trabajador. Los fracasos de los artistas son estrepitosos, los fracasos de los trabajadores en cambio, pasan desapercibidos, no tienen sonido.
Dejar de verse a uno mismo como artista es un enorme alivio y brinda libertad para hacer lo que uno quiera.
Eso es además, una ideología.

Se ha comparado a menudo a Alberto Breccia con Hugo Pratt: ¿por qué te parece?

Es una comparación errónea, son casos totalmente opuestos. Pratt tenía un olfato comercial extraordinario, enorme sentido del marketing y de la auto-promoción. Era además, un gran relator de historias, entre ellas, la de su propia vida, pero sus dibujos eran story-boards. Breccia, por el contrario, era un artista plástico tremendo. Su preocupación se volcaba hacia lo visual, le dejaba el guión a otros. Breccia dibujaba por necesidades expresivas personales, no para acumular dinero o poder. El lo explica en alguno de sus pocos reportajes.

¿En qué su trabajo / su enfoque del dibujo y del cómic nfluyó en ti?

En la atracción por el riesgo, por el peligro, en el desprecio por el estilo. También en una cierta vocación por provocar a los lectores con algún tipo de exigencia que los obligue a tomar partido, a favor o en contra del autor.

¿Dirías que Alberto Breccia fue un artista comprometido?

Breccia se comprometió ideológicamente, aunque no políticamente. Esta diferencia es sustancial. Creía en determinadas ideas. Por ejemplo considerar a los dibujantes como trabajadores, no como aristócratas, es una idea. Sentía que los partidos políticos con los que tuvo que convivir en su época no lo representaban. Es lo mismo que siente mucha gente hoy.

¿Podemos todavía hablar de “la escuela sudamericana” hoy?

Yo no lo creo. Ciertamente los argentinos somos sudamericanos, pero no podemos hacernos cargo de una representación colectiva. Argentina es un caso bastante solitario dentro de nuestro hemisferio. En los países hermanos todavía no se dio el fenómeno que por diferentes razones se desarrolló aquí, aunque seguramente en el futuro se extenderá más allá de nuestras fronteras porque la riqueza cultural de Sudamérica es asombrosa. Yo creo por ahora lo que hay es una escuela Argentina.

Sobre el diseño y el estilo:

“Durante años he hecho terribles esfuerzos para dar forma a mi estilo y al final, me di cuenta que este estilo no es más que una etiqueta que no sirve para nada. El diseño es un concepto, que no es una marca [...] ¿ Por qué debo continuar dibujando siempre del mismo modo? Cuando dibujo, soy yo mismo siempre, sólo cambio los signos con los que exprimo un concepto. Tener un estilo personal, este tipo de sello de garantía es simplemente pararse en el punto en que alcanzamos el éxito.”
(Extracto de “Sombras y Luces”, Vertige Graphic,1992)

¿Qué piensas de eso ?

Este fragmento muestra claramente lo que dije en respuestas anteriores. Breccia estaba preocupado por tener un diálogo lo más sincero posible consigo mismo, por eso se desafiaba todo el tiempo para ver hasta dónde podía llegar. Era un hombre que salía a la intemperie sin saber como podía terminar su aventura estética, que al fin y al cabo, era una convicción ética. Todo lo contrario a lo que hacen los autores esclavos de sus productos.

Entre todos estos diferentes estilos de dibujos, ¿que le conmueve / le interpela más? y por qué?


Yo fuí muy impactado por “Sherlock Time”. Fué una lectura de la adolescencia y esas experiencias son imborrables. No podía creer creer fuera el mismo dibujante que hacía “Vito Nervio” meses atrás.
Pensé que se había vuelto loco. Lo increíble es que por ésa época los dos vivíamos en la misma ciudad, Haedo, y a pocas cuadras de distancia, aunque jamás nos cruzamos.

Si tuviera que elegir una de sus historias o de sus tiras en particular, que sería? ¿Por qué razones?

Yo me quedaría con “Pancho López”, “Sherlock Time”, “Mort Cinder”, y la recreación de cuentos infantiles clásicos que hizo con guión de Carlos Trillo, aunque en realidad me gusta todo. Durante todo el “Vito Nervio” fué un dibujante correcto, “normal”. A partir de “Pancho López” y “Sherlock Time” le dio el ataque de locura que ya no paró hasta que se murió.

Por no hablar necesariamente “herencia”, cual son los diseñadores / autores que son en la misma línea que Alberto Breccia hoy?

La verdad es que no se me ocurre ninguno. Algunos rasgos “Breccianos” aparecen diseminados (o disimulados) en algunos autores, pero nadie se hace cargo de la “cosmgonía” Breccia que consta de muchos y diversos mandatos, como por ejemplo, dudar del héroe.

A propósito de sus numerosos experimentos:

“Para dibujar, debe utilizar las herramientas que dan el resultado lo más convincente. Cada tema requiere diferentes soluciones gráficas, y estas soluciones gráficas necesitan herramientas adecuadas. Esta es la esencia del dibujo y del cómic.”
(Extracto de “Sombras y Luces”, Vertige Graphic,1992)

Llegó a utilizar materiales inverosímiles, no sólo la pluma y el pincel en los que era un maestro, y estaba muy atento a las sugerencias de cada texto para elegir la técnica adecuada. Tenía la curiosidad y el afán experimentador de un renacentista. Los “collages” que desarrolla en la recreación de cuentos clásicos lo acerca a los maestros del expresionismo, del último cubismo, y lo empareja con Antoni Tapiés. En vez de tener una conciencia artística “dividida”, pudo unificar sus intereses estéticos en un mismo plano. Era un pintor que hacía historietas. Un caso parecido al de Lyonel Feininger.

¿Qué piensas de este enfoque si la ponemos en frente de las herramientas digitales (tableta gráfica, editar y colorear con Photoshop …) que tiene un joven autor de hoy?

Con mucha buena voluntad se podría decir que estos son los materiales alternativos que nos brinda la época actual y que son tan válidos como los antiguos… sino fuera porque no hay “original”. En el “original” se vé la huella del autor, se perciben sus vacilaciones y su trazo, y hasta se puede escuchar su respiración si uno cree en estas cosas, como es mi caso. Es la prueba de que ése autor existió realmente y que no se trata de algún truco de una corporación.

¿Tienes una anécdota que contarnos sobre él?

Hace mucho tiempo yo estaba en cama porque tenía un resfrío formidable y una fiebre muy alta. Era invierno, caía la tarde. Sonó el teléfono, era Alberto. Me preguntó cómo andaba todo y le conté que estaba en cama, enfermo, con fiebre. Empezó a hablar como si fuera un médico y me preguntó si tenía la encías hinchadas.
Le dije que no, de ninguna manera. Respiró aliviado y me dijo: “Uf! menos mal, pensé que podría ser un exceso de masturbación”. Soltó una tremenda carcajada y cortó la comunicación.

Humanamente hablando, ¿qué recuerdas de él?

Tenía maneras de hablar e inflexiones en la voz que me hacían recordar a la parte italiana de mi familia. Una vez, en el sur del país (provincia de Santa Cruz), donde nos habían invitado, le tomé unas fotografías muy buenas (le gustaba que lo fotografiaran) y le dije que se parecía extraordinariamente a mi tío Mario. Me dijo entonces que este Mario debía ser una buena persona.

Para terminar, ¿tienes algo especial que decir a su respecto?

Hace unos días, en un intercambio de mails con Latino Imparato, los dos dijimos lo mismo. Lo extrañamos mucho… Es muy duro que no esté con nosotros. A veces es insoportable.

 


A propos de Carlos Nine

Carlos Nine est né à Buenos Aires en Argentine en 1944. Touche-à-tout (dessin animé, illustration, peinture, sculpture, arts plastiques…) il a reçu en 2001 le prix Alph-Art du meilleur album étranger au festival d’Angoulême pour “Le Canard qui aimait les poules” (Albin Michel, 2000) Il est illustrateur dans des journaux argentins et des quotidiens étrangers (Le Monde, The New Yorker). Ce “trafiquant de l’esthétique” comme il se définit lui-même s’est crée son propre univers graphique qu’il ne cesse de faire évoluer au fil de ses travaux.

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