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Entrevista a Alberto Breccia – parte 1/4

A mediados de febrero del año 199o se realizó en Cuba el primer encuentro de historietistas iberoamericanos, donde estuvieron presentes representantes de España, Brasil, Argentina, México, Perú y otros. En un descanso, Mario Lucioni, único representante peruano en el encuentro, aprovechó la ocasión para entrevistar al invitado de honor: Alberto Breccia, uno de los dibujantes de historietas mas reconocido a nivel mundial. Conjuntamente con Mario, Ricardo Pelaez, un representante mexicano, tomó parte de esta histórica entrevista.

Peláez: ¿Cuál es su edad?

Voy a cumplir 71 años el 15 de abril

Peláez: ¿Cuál es su trayectoria básica?

Antes de publicar fui obrero, no tengo estudios superiores, solo primaria, comienzo a publicar gratuitamente a los 18 años.

Peláez: ¿En que revista?

En la revista “Berretin”, comenzamos varios muchachos a publicar sin cobrar allí. Después, a los 20 años me consigo trabajo remunerado, y eso me permite dejar mi trabajo de obrero. Quiero aclarar que mis condiciones de dibujante eran muy pobres, no tenía estudios, En aquel entonces… estamos hablando de medio siglo atrás, el ser dibujante de historietas en un país latinoamericano era una aventura como ser cosmonauta, no había antecedentes, no había medios, no se le aceptaba porque los sindicatos norteamericanos atiborraban el mercado a bajo precio, las tiras eran de calidad. Había que llevar una tira… eran realmente malas, las mías por lo menos, y demostrar que tenían tantas bondades que valía la pena que dejaran de lado por ejemplo a Milton Caniff y que publicaran la mía que era mejor… a mí me tenían que pagar, las otras no. Fue una etapa penosa, trabajosa y de varios años.

Peláez: ¿Es usted de Buenos Aires?

No, soy uruguayo, me lleva mi padre a los 3 años, toda mi vida ha transcurrido en la Argentina.

Peláez: ¿Y después?

Voy haciendo un camino anónimo, sin firmar, no se me permitía firmar nada.

Peláez: Desde luego no se conservan los originales de entonces, se los quedaban las editoriales.

Claro, yo perdía todo. Habrá algún original por ahí, en manos de algún coleccionista de horrores, ¿no? Era un trabajo anónimo entonces, anónimo e inclusive mal mirado por la sociedad, era un trabajo de esclavo, cobraba muy poco por viñeta, llegaba a hacer 20 o 30 viñetas diarias para subsistir nada más.

Peláez: ¿De dónde el interés por el dibujo? aceptando inclusive estas condiciones y dejar de lado algo que probablemente diera más dinero por menos esfuerzo.

Mi padre dibujaba, pero como aficionado, supongo que de él… y el trabajo mío era un trabajo de tripero, es decir, yo trabajaba en los mataderos y el tripero es el que limpia tas tripas de la vaca, el que le saca la mierda, bueno un trabajo… vivía envuelto en mierda y comiendo mierda 15 horas al día… por eso prefería dibujar.

Peláez: ¿Cuáles son sus influencias estilísticas de esta primera época?

Mira, hay que ubicarse en ese contexto, eso tiene una gran importancia. Visto ahora, es muy difícil aceptar algunas cosas, en aquel entonces la historieta era un género del cual yo no tenía información, no tenía revistas, no tenía diarios, porque no podía comprarlos, no tenía idea como la tienen los jóvenes, ahora que hay tantos estudios, que hay revistas, que la historieta se ha dignificado, se ha elevado socialmente como género. Yo copiaba, honestamente, porque no m quedaba remedio, era un mal dibujante, si un cuadro me venía bien, pues lo robaba.

Luccioni: ¿En ese momento usted tenía algún tipo de expectativas con respecto a su trabajo futuro en la historieta?

En esos momentos no, lo que pretendía era sobrevivir, porque además esa editorial no sólo no me dejaba firmar; yo tenía que hacer el argumento, dibujo y rotulado, tampoco me dejaba trabajar en otra editorial que se pudiera interesar en mi trabajo, es decir, era un esclavo; de todas maneras en esas condiciones penosas yo me caso y claro, las penurias se acrecientas.

Peláez: ¿Eso a que edad?

A los 25 años de edad… llegaba un determinado momento en que tenía que ir al trabajo y no tener dinero para el transporte, en ese caso yo vendía alguna cosa de la casa y me iba a entregar el trabajo, y así, ese tipo de cosas. Y un día otra editorial se interesa por mí, una editorial de más jerarquía como era la editorial “Dante Quinterno”, va a sacar una revista que después se convierte en un enorme lucro: “Patoruzito”, una revista semanal, y me convoca. Pero yo fracaso, inicialmente yo fracaso y Quinterno, que era el creador de Patoruzito, me da lecciones, pero de todas maneras fracaso. Pero yo había roto con la otra editorial, entonces me quedo en el aire, no tengo ni una ni otra, y me veo obligado a buscar trabajo en otro lado, esa etapa fue muy penosa. Luego esa misma editorial me vuelve a llamar, lo que yo hacía era malo, pero lo toma, el dibujante de “Vito Nervio”, uruguayo, decide irse del país.

Luccioni: ¡Cortínas!

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Source : Fuga Historietas

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